Por Néstor Sierra Fernández
@nesifear
Entrar a la sala sinfónica del CCK, ubicarse en medio de al menos un millar de personas expectantes, sentarse con los ojos cerrados en el velero imaginario de la Orquesta Sinfónica Nacional y entregarse a navegar mansamente, entre olas suaves de violines, violas, violoncellos, oboes, cornos y flautas, a través del mar de Mozart primero, y por las aguas a veces turbulentas de Beethoven. Así fue el mágico concierto de anoche ofrecido por nuestra máxima orquesta, en el palacio del ex Correo Central, en el centro porteño.
Más de cuarenta músicos dirigidos por el maestro argentino Ricardo Sciammarella (que actuó en latinoamérica y varios países de Europa, donde fundó dos institutos), iniciaron el concierto con el segmento dedicado a Wolfgang Amadeus Mozart. Así, los acordes de la bella Obertura de la ópera La clemenza di Tito, K 621, comenzó a inundar el repleto auditorio sinfónico del Centro Cultural Kirchner.
A su término, ingresó al escenario el eximio pianista irlandés Miceal O’Rourque, para ejecutar el Concierto para piano y orquesta en do menor Nº 24, k 491, a mi gusto la pieza cumbre de la noche. Obra donde la genialidad de Mozart hace que cada instrumento se conjugue con los otros, todos en su justa medida, pero con leve supremacía del piano. Así lo entendieron los mil amantes de la Orquesta Sinfónica que disfrutaban tiesos en sus asientos. Resultado, una ovación de 10 minutos obligó O’Rourque a volver al escenario para tocar un solo de piano.
La segunda parte estuvo dedicada a Ludwig van Beethoven, con su Sinfonía en do mayor Nº 1, opus (obra) 21. Entonces, inundaron el alma las cuatro partes de esta bella Sinfonía: Adagio molto, Andante cantábile, Minuet, Allegro molto e vivace y el Finale, adagio – Allegro molto e vivace. La ovación, de pie, parecía interminable para aclamar al maestro Sciammarella y toda la Orquesta.
La Orquesta Sinfónica Nacional, orgullo argentino en todo el mundo, regaló una noche que ninguno de los asistentes olvidaremos fácilmente, en otra iniciativa de la Secretaría de Cultura de la Nación, de acercar el arte gratis y, por tanto, para todos.