Las jóvenes músicas entregaron anoche en el Centro Comercial de Lanús un concierto de altísimo nivel, con obras de Fauré, Dvořák y Schumann
Por Néstor Sierra Fernández.
Afuera, el frío, la lluvia y el viento se adueñaban de Lanús. Adentro, en el Centro Comercial, la tibieza se iba convirtiendo en calidez, con el piano de Dominique Benard y el violín de Natacha Tello.
Al iniciarse el recital, unas 20 personas componíamos el público, pero la magia de las notas de Berceuse, Op. 16 de Gabriel Fauré, inundaban el amplio salón y convocaban a los “remolones” y transeúntes, tanto que en no más de 10 minutos, la sala estaba completa. Tal la excelsitud de las jóvenes músicas.
En la continuidad de esa primera parte del concierto, Benard y Tello regalaron 4 piezas románticas Op. 75 de Antonín Dvořák, bellísimas obras del violinista austro-húngaro.
De madre tambíen pianista, Dominique Benard estudió con Sergio Feferovich (el director de la Orquesta de Cámara de la Municipalidad de Lanús), en el conservatorio de Música Astor Piazolla y en el Conservatorio Nacional (Actual Universidad Nacional del Arte), en donde se graduó en 2013. Recibió clases magistrales en viarios puntos de nuestro país y en Alemania. Entre su extensa lista de presentaciones, resalta haber actuado como solista junto a la Orquesta Sinfónica de La Paz, Bolivia, y en el Weill Recital Hall Carnegie Hall (Nueva York), por haber sido premiada en el “Golden Era of Romantic Music International”.
Natacha Tello comenzó sus estudios de música a los 10 años y a estudiar violín a los 13. Se perfeccionó en Francia y en Alemania. Participante de varios festivales de Brasil, formó parte de la Orquesta Académica del Teatro Colón y de la perteneciente a la Municipalidad de Avellaneda. Recorre desde 2008 distintos teatros de toda Europa y en 2017 ha grabado su cuarto disco en el mítico estudio Abbey Road de Londres.
Y tanta calidad se nota, y con creces. Como la que entregaron en la segunda parte del concierto, dedicada a Robert Schumann, con las tres partes de la Sonata Nº 1 Op. 105.
Además, nos entregaron un “bis”, algo así como la frutilla del postre, llamada “Pena de amor”. Culminaba así una noche mágica de música de alto calibre, con intérpretes de primer nivel mundial.
Terminado el concierto, sencillas, con la humildad de los grandes, Natacha y Dominique accedieron a fotos cholulas y charlas. Fue allí que Natacha le aleccionó a PUNTO SUR que, si bien ella aborda todos los géneros, ejecutar el violín en el tango es totalmente distinto a tocarlo en una pieza sinfónica, que a su vez difiere de la música de cámara, que no son sinónimos.
Natacha Tello ama el violín desde pequeña, aunque se lamenta de haber empezado a estudiar “recién a los 13, porque hay otros chicos que empiezan a los 4 o 5 años”. Ama la música aunque no proviene de una familia de artistas. Dominique Sofía Benard sí: además de su mamá, su hermana Ailín es flautista y directora de la Orquesta del Centro, bajo cuya batuta se presentará el 6 de octubre en el mismo Centro Comercial, en la continuidad del Ciclo de Grandes Conciertos 2018.
Al salir, todavía en el salón de 9 de Julio 1535 la calidez de las músicas seguía en el ambiente. Afuera, en la noche lanusense, la lluvia seguía, pero el frío fue menos frío.