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Jue, Oct 16, 2025

Por ANDREA VARTANIAN
espiritualidad @puntosurweb.com.ar

¿A cuántos nos pasa? Muchas personas sufrimos esta conducta de auto boicoit, de sentirnos menos que el resto, de no sentirnos merecedores de cosas buenas que nos puedan pasar.

A la mayoría nos pasa en algún momento de nuestras vidas y ya de adultos logramos trabajarlo y sentirnos más seguros. Pero muchas personas también, pasa el tiempo y siguen con ese mismo pensamiento, dejando un vacío muy grande por dentro, sin sentirse plenos, sin sentirse felices.

Todo esto pasa por muchas razones. La inseguridad es una de las principales causas. ¿Y a qué se debe? Al principio lo llamé “conducta”, porque es algo que cotidianamente hacemos, lo de auto boicot, y pasa a ser una manera de llevar la vida.

A cada persona le han pasado distintas circunstancias que lo llevaron a eso. La niñez es fundamental, quizás de niños no le han brindado apoyo, han sido muy exigidos, han tenido padres autoritarios, tal vez han tenido pocas demostraciones de amor, o quisieron desarrollarse en alguna actividad que los hicieran felices pero han visto truncado su sueño; muchas veces porque han tenido que trabajar de chicos y eso quizás provocó un desanimo en volver a intentarlo en algún otro momento de la vida, o se han sentido “demasiado grandes ya”, y tal vez, han formado su propia familia y han cambiado las prioridades.

Lo cierto es que lograr cumplir el sueño de trabajar en lo que a uno le gusta, o realizar la actividad (deporte, proyecto, hobbie, etc.) que uno siempre ha tenido pendiente, hace fortalecer nuestro interior y provocar una seguridad interna por la cual hallamos la manera de encontrarle valor a nuestra vida, en nosotros.

Lo ideal, en la mayoría de los casos que a uno se les presenta en la vida, en cuanto a traumas, malestares, etc, es tratarlos con un profesional que nos guíe en la manera de llevar mejorarlo y llegar a poder sentirnos seguros y orgullosos de nosotros mismos.

Cada uno de nosotros nace con ciertas cualidades, cada uno de nosotros tiene en su interior características que son importantes y que nosotros no vemos, y quizás otras personas si lo ven, entonces nos la comentan, y las pasamos de largo, como manera de negarlo.

Muchas veces, estamos rodeados de personas con mala energía, que se aprovechan de nuestra fragilidad para desvalorizarnos, es ahí entonces donde hay que tomar medidas y alejarnos de esas personas tóxicas que contaminan nuestros espacios, y por el contrario, compartir con aquellas personas que nos alimentan emocionalmente, que comparten nuestras ideas o gustos, elevando nuestra energía hacia lo positivo para lograr lo que queramos.

No hay que enfocarnos en nuestros defectos, o lo que nosotros consideramos defectos. Eso hace desviar la mirada y ponernos ciegos frente a cosas muy lindas que podemos descubrir de nosotros mismos, quizás cualidades que teníamos ocultas; si no lo intentamos, ¿cómo lo sabremos?

No tenemos que dejarnos llevar por lo que consideramos nuestras frustraciones. Cuando tenemos ojos sólo para aquello que no somos o no conseguimos, pasamos a creer que no valemos nada. Entonces, no suframos por lo que no poseemos. En su lugar, seamos agradecidos por lo que sí tenemos.

Agradecer la vida y todo lo que nos trae, y que tenemos aquí, en el presente, es un gran paso para comenzar a mirarnos con otros ojos. Saber que estamos, y que tenemos algo importante que realizar en esta vida, ya te da la suficiente valía.

Ya estamos aquí… y como decía mi abuela, “ya que estamos en el baile, ¡bailemos!”.

No siempre el espejo muestra toda nuestra belleza. A veces, hay que cerrar los ojos para lograr verla.

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Año XIX, edición Nª 6885

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