Por Andrea Vartanian
Esta más que claro que el momento que está atravesando el país nos afecta a todos, de distinta o igual manera terminamos padeciendo estrés. Vivimos en mundo globalizado donde la exigencia es altísima, donde todo es muy acelerado y la Argentina no escapa de esto.
Vivimos una situación política y económica de crisis y lo que está pasando, en cuestión monetaria y de inestabilidad, afecta en nuestro ánimo, y eso provoca malestar general. Sumado al ritmo de vida, en lo que muchos hemos caído, la vorágine cotidiana, el necesitar que el día tenga 48 horas para poder realizar los objetivos que nos planteamos, etc. Ese malestar conlleva estar en situación de alerta a la que se le suman preocupaciones cotidianas, relacionadas al ámbito familiar, la salud, el tránsito, o la inseguridad.
Son muchas las personas que están pendientes de la actualidad mediante noticieros, redes sociales y es lo primero que hacen al despertar, ya cargando de mucha información y tensándose continuamente, y así, no desconectan de los malestares que les generan las noticias o acontecimientos malos. Además, interactúan con el resto de las personas hablando continuamente sobre ello, fomentando aún más el decaimiento, dejando en segundo plano las demás cosas que podamos compartir de nuestros días, de nuestra vida. Esa es una de las primeras señales que generan trastornos de ansiedad.
Aunque estos trastornos tienen un tratamiento médico, farmacológico y psicoterapéutico, se tiene que acompañar con un cambio de hábitos y conductas y buscar las más adecuadas y placenteras para darle pelea al estrés y que éste no lleve a males mayores, tanto para las personas que lo padecen como las que viven situaciones estresantes todos los días.
Las opciones son muchas, el ejercicio físico está comprobado que funciona como una válvula de escape y ayuda a disminuir esta ansiedad.
Además cualquier tipo de pasatiempo es válido: bailar, cantar cocinar, tejer, aprender un idioma, instrumento musical y cualquier actividad artística. La idea es que la cabeza esté ocupada en algo que exija concentración pero que sea placentero.
Tener más vida social, aunque sea unos minutos por día charlar con las personas, generar lazos, crear charlas animadas, intentar sonreír más seguido. Recuperar los vínculos y las actividades placenteras ayuda a bajar los niveles de estrés.
Tal vez la situación del país tarde mucho tiempo en remontar, y quizás también situaciones personales que se nos estén presentando. Nada de esto dura para siempre, y por nuestra parte podemos hacer mucho para sobrellevar estos momentos y aliviar el estrés.
De nada sirve complicar más aun la situación sufriendo síntomas, ya que sabemos que nuestro cerebro envía señales a todo el cuerpo, dejando marcas en nosotros que pueden no ser pasajeros, como enfermedades.
Hay que asumir los problemas con realismo, controlar los pensamientos negativos y buscar asistencia profesional si lo requiere. Es nuestra responsabilidad como personas.
La consecución de nuestros objetivos y de nuestras metas depende de muy diversos factores, pero el principal de todos ellos es ser conscientes de la responsabilidad que tenemos sobre nuestras propias vidas, sobre nuestro bienestar y sobre nuestra felicidad personal.