Así, el Tribunal Oral Criminal 9 de Lomas de Zamora lo halló culpable del asesinato, en Lanús, de quien era su novia, en agosto de 2010. No obstante, los años de condena se darán el viernes 13. La mamá de la víctima, conforme con el fallo. Sospechan que el asesino habría usado un contacto con el crematorio para hacer desaparecer el cuerpo.

Momento en que María Esther Romero, Mamá de Érica, sale del tribunal.

NÉSTOR SIERRA FERNÁNDEZ.
El Tribunal Oral Criminal(TOC) 9 de Lomas de Zamora condenó ayer a Daniel Lagostena, por el asesinato de Érica Soriano, el 21 de agosto de 2010. En consecuencia, para el Tribunal, Lagostena asesinó a quien era su novia en ese momento. No obstante, los años que el homicida tendrá que pasar en prisión se conocerán recién el viernes 13.

Momentos antes de conocerse el fallo en voz de un secretario auxiliar, Lagostena fue ingresado a la Sala de los Tribunales de Lomas de Zamora por policías, que lo ubicaron a la derecha del jurado. En el mismo lado de la sala, unas diez personas lo acompañaban.

El contraste fue notorio con los familiares y amigos de Érica Soriano, sentados en la mitad izquierda de la sala, que ocuparon todas las filas dispuestas, con lo que sumaban casi un centenar. Entre ellos, se ubicaron Karina Nazabal, esposa del actual senador Darío Díaz Pérez, intendente de Lanús al momento del crimen, y la actual concejal Luciana Augustavicius.

Tras el fallo, visiblemente emocionada, la mamá de Soriano, María Esther Romero, calificó a Lagostena de “un psicópata” y le dijo a PUNTO SUR que “ya está, estoy conforme con el fallo”, independientemente de los años de condena que el tribunal le dé a Lagostena. “Ya está condenado, lo que venga después (los años de pena), que se le determine, estará bien”, se desahogó la mujer.

Agregó que su familia “nunca tuvo duda de la culpabilidad” de Lagostena, “pero ahora me alegra que la Justicia se dé cuenta de la clase de persona que es” .

Romero calificó de “psicópata” a Lagostena cuando respondió sobre lo que sucedió aquel 21 de agosto de hace 8 años, porque “mi hija lo iba a dejar y él no lo permitió, es tan fácil como eso. La doctora Arias, que le hizo la pericia psiquiátrica, dijo que el psicópata puede dejar al objeto, pero nunca va a permitir que el objeto lo deje, y eso es lo que era mi hija para él, un objeto”.

“Érica descansa en paz, esto es para que a otra persona no le pase nada en manos de este personaje”, respondió Romero a la prensa. “Estoy totalmente agradecida de llegar a esta instancia, que años atrás hubiera sido impensado”.

Romero agradeció a los periodistas y a quienes estuvieron a su lado, al tiempo que rompió en llanto de emoción: “Gracias por estar, gracias por el apoyo, siempre”.

¿Lagostena usó vínculos para cremarla?
Un testimonio que se agregó a la causa por el homicidio de Érica Soriano podría ser definitorio y confirmaría las sospechas de que la mujer fue cremada sin los registros correspondientes.

“Se ha quemado una persona y la empresa desconoce su identidad. No se han presentado los certificados de defunción que, por ley, se exigen para realizar ese acto”. le contaba a un colega suyo la gerenta de una empresa funeraria de Lanús. Esta confidencia la publicó el periodista Gustavo Carabajal en el periódico La Nación. Ese cuerpo desapareció. Según la nota, “esta conversación corresponde a una escucha telefónica realizada hace ocho años que destapó la sospecha de la existencia de una eventual “mafia” integrada por algunas empresas funerarias del sur del conurbano y los responsables del crematorio de Lanús”.

Una fiscalía del Departamento Judicial de Lomas de Zamora trata de establecer si en el horno del cementerio se hicieron desaparecer cuerpos gracias a certificados de defunción falsificados.

Según un testimonio en la causa por la muerte de Soriano, “Leo me comentó que él tenía acceso al crematorio y al cementerio de Lanús. Es decir que podía acceder de noche y hacer lo que quisiera en ese lugar”. “Leo” sería Leonardo De Simone, actual propietario de la empresa funeraria que hasta 2010 perteneció a la familia Lagostena.