Gobernadora bonaerense María E. Vidal (Sec. Medios PBA)
Lic. Néstor Sierra Fernández Director
«La Argentina va a empezar a cambiar de la mano de una mujer, pero no será de la de ésta».
La frase, enigmática, la soltó el Papa Francisco en 2014, tras una visita de una figura del actual gobierno en épocas, claro, de la expresidenta Cristina Fernández. La frase papal la confió la periodista Laura Di Marco, en La Nación del 5 de este mes.
Cristina afrontará de aquí a octubre varias instancias judiciales, ya que tiene dictados dos procesamientos en causas por delitos de corrupción, Hotesur, la del dólar futuro y, ahora, el juez Claudio Bonadio analiza ordenar su indagatoria entre agosto y octubre. El magistrado cuenta con elementos para considerarla sospechosa y el delito podría ser el de traición a la patria, porque «Nisman había denunciado en enero de 2015 que la entonces presidenta se había complotado con otros funcionarios de su gobierno y allegados a Irán para negociar la impunidad de los ciudadanos iraníes acusados del atentado contra la AMIA, a cambio de venderle granos a ese país». (Hernán Capiello, La Nación, 10 de julio).
Tiene razón el Papa.
Pero la candidata a senadora confrontará ahora su más grande batalla electoral con otra mujer, pese a que no es candidata a nada, porque ya está en funciones. Quienes la conocen suelen revelar que la voz suave, su carita linda y su sonrisa achinada esconden una personalidad durísima. Allí asoma María Eugenia Vidal.
El 4 de julio, Vidal dio una conferencia por el tema docente en una dependencia del Banco Provincia. Vi a la gobernadora: me saludó de manera cortés pero su mirada era seria, como poniéndose en una caparazón que la cubriera en el encuentro con los periodistas en el que anunciaría el aumento. Cuenta la misma Di Marco que en el piso 19 de ese edificio, en los albores de la calle Mitre, María Eugenia lanzó esta frase nada enigmática, a diferencia de la de Francisco: «Fabián, vos elegís. Tenés la oportunidad histórica de enfrentar un sistema corrupto que funcionó durante décadas. O bien, hacer la vista gorda, como hicieron todos tus antecesores al frente de la bonaerense. Pero si hacés más de lo mismo, yo te echo.» Fabián era Fabián Perrone, el nuevo jefe de la Policía Bonaerense, instantes después de que Heidi le tomara juramento.
A diferencia de sus antecesores en el cargo, Heidi decidió hacer lo que ellos no se animaron. «Si hay droga y corrupción en la Policía, es porque la política miró para otro lado, o por omisión o por complicidad», suele repetir Vidal. Y como un Quijote contra los molinos de viento, dirigió su espada contra las mafias. Las amenazas en su casa, los intrusos en su despacho no solo no la amilanaron, sino que la convencieron más, Ahora, la batalla la sigue «acuartelada» en Campo de Mayo.
Cristina se puso siempre el traje de Terminator, Y en su acto en Sarandí, tomó a Vidal como blanco de sus dardos («Yo no pongo carita de buena»), dejando en claro entre quiénes se dará la verdadera contienda electoral. Es decir, entre la mujer del disfraz de dura y la chica de carita y voz dulce. Las dos tienen buena imagen en el conurbano profundo de la Tercera Sección Electoral, donde se define todo. Aquella, porque la gente consumía, aunque no aumentara el PBI en sus últimos cuatro años de gestión; a costa de emisión monetaria había planes y consumo. Pero durante su reinado crecieron la inseguridad y las drogas.
Y Heidi, o sea la quijotesca María Eugenia, es la de mejor imagen porque con la espada de su temple duro lucha contra esas mafias, atravesando el conurbano ardiente por una inseguridad que baja poco, pero mata mucho todavía.
Tal vez, más allá de los resultados de agosto y de octubre, la mani pulite de María Eugenia sea la mano de la mujer que cambiará la Argentina, como profetizó Francisco.