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Lun, Dic 4, 2023

Por Néstor Sierra Fernández
@nesifear

La Camerata Bariloche, al concluir su concierto en el Teatro Colón, hoy.

La siguiente no será una crónica de un concierto de música clásica en nuestro majestuoso Teatro Colón, pero sí de la búsqueda de una respuesta a un debate que parece eterno entre nosotros, aunque ni lo piensan en la mayoría de los países. ¿Debe pagarse una platea, a un precio que no suele ser muy «acomodado», para disfrutar de un espectáculo de alto nivel en nuestra máxima sala, o todos los argentinos deberíamos poder disfrutarlo a un precio bajo o «con entrada libre y gratuita»?

Sucedió que hoy, por regalo de mi hermana, asistí al concierto de la Camerata Bariloche, que inundó la sala repleta de nuestro máximo coliseo (le sigue en importancia el Cilindro de Avellaneda, obvio) con los acordes de piezas de Concierto para orquesta de cuerdas y clave en fa mayor y Concierto para cuatro violines y orquesta de cuerdas de Antonio Vivaldi; Divertimento en si bemol mayor de Mozart y Serenata para cuerdas en mi mayor de Dvorâk.

La Camerata Bariloche nos entregó esa bella música via el talento de cinco primeros violines, cuatro segundos, tres violas, tres chelos, un contrabajo y un clave (antecesor del piano, el que solemos escuchar en las iglesias). Pero insisto, no es esta una crónica de un concierto, que para presenciarlo, mi hermana pagó 5900 pesos cada ticket (o casi 12 mil su entrada y la mía). ¿Es un precio justo o excesivo para disfrutar de la Camerata Bariloche en el bellísimo Teatro Colón un mediodía de domingo? ¿Deberían las autoridades del Colón ofrecer los conciertos y óperas, todos de calidad mundial, para «el gran público», léase con entradas gratuitas o a bajo precio para que todos los argentinos puedan disfrutar de la música y de nuestro hermoso coliseo?

«Creada en 1967 por iniciativa privada, la Camerata Bariloche es el primer conjunto argentino de música de cámara en haber alcanzado prestigio internacional, a través de sus muchas actuaciones en las tres Américas, Europa y el Cercano y el Lejano Oriente», comienza el programa del espectáculo contando la historia. La orquesta, en la que ha tocado Astor Piazzola (el bis fue Libertango), y otros genios como Rostropovich y nuestra Marta Argerich, lleva más de ¡dos mil! actuaciones en todo el planeta. ¿Cómo lo lograron?

Obviamente, el punto inicial del éxito de la Camerata es el precioso talento de sus 17 concertistas, característica nata cultivada por una vida de práctica y estudio constante. He allí el mérito del éxito mundial de la Orquesta. Y talento, estudio, práctica y mérito tienen un precio.

Los concertistas cobran sus presentaciones porque tienen que vivir, tienen que invertir en instrumentos (toco el violín y sé lo caro que es uno de cierta calidad), además deben costear el traslado de instrumentos, comprarse los trajes con los que visten. Y el Teatro debe obtener los recursos para pagar a la Camerata y para mantener la preciosa sala, debe pagar el salario a su personal de atención, el de los muchísimos escenógrafos, iluminadores (las luces también tienen un costo de inversión y mantenimiento), sonidistas y cientos de otros trabajadores, cuyo esfuerzo mancomunado logra poner en escena espectáculos de altísimo nivel mundial.

Quisimos hacer la visita guiada al teatro, pero solo hoy había una a las 15:00 (el espectáculo terminó cerca de las 12.15). Su precio, $6000 y 1500 para jubilados. Y el debate: ¿está bien que cobren por ello? Entiendo que sí, por las mismas razones del párrafo anterior.

Es que gracias a que este verdadero orgullo argentino que es la Camerata Bariloche es producto de «la iniciativa privada», gana dinero y puede mejorar y llevar su (nuestro también) arte a todo el mundo. Y el Teatro Colón puede mantenerse y mejorar sin necesidad de absorber para ello dinero de los impuestos de los porteños. Un verdadero ejemplo de lo que se logra gracias a la iniciativa privada en cualquier ámbito.

De todas formas, con nuestros impuestos mantenemos el arte excelso de otros orgullos musicales argentinos como la Orquesta Sinfónica Nacional, el Coro Polifónico Nacional, el de Niños, la Banda Sinfónica de Ciegos «Pascual Grisolía», la Orquesta Nacional de Danzas y el Ballet Folklórico Nacional. Y está perfecto que su calidad se mantenga con parte de nuestras gabelas.

En Lanús, tenemos además el Centro Comercial e Industrial, que desde hace 20 años nos entrega conciertos de altísimo nivel (el próximo viernes tocará el maestro Bruno Gelber) de manera libre y gratuita para los vecinos.

Sería hermoso, claro, que todos los públicos pudiéramos disfrutar gratis de nuestro Teatro Colón. Pero hay una mala noticia: no hay de todo para todo el mundo, al menos gratis, porque todo tiene un costo y los recursos son escasos. Por ejemplo, yo no puedo pagar un abono del Colón, y sí, a lo sumo, disfrutar de un espectáculo como el de hoy unas pocas veces por año.

Después de todo, ¿quién dijo que la vida es perfecta?

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Año XVIII Edición 6291